El reto de las empresas: adaptarse a los cambios tecnológicos sin perder el Norte. 

Adaptarse a los cambios tecnológicos

Los constantes y abrumadores avances en el mundo de los negocios, especialmente en la era digital, ponen a las empresas en tesituras a veces complicadas. Se pueden ver obligadas a elegir entre poner sus planes iniciales en entredicho o perder el último tren. ¿Cómo pueden hacer para encontrar el equilibrio?

Estableciendo objetivos

Empecemos por el principio. 

El éxito de todo proyecto depende, en gran medida, de nuestra capacidad para establecer objetivos y direcciones a seguir. Esto ayuda a que cualquiera de los involucrados tenga una idea clara de lo que se espera de ellos y proporciona una estructura para que el trabajo se realice de forma eficiente. Sin objetivos y sub-objetivos claros y detallados tampoco podremos visualizar ni medir resultados.

Además, el establecimiento de objetivos permite a los participantes un mayor conocimiento acerca de cómo sus acciones influyen en el proyecto, lo que les dará una guía clara para un trabajo productivo, reducirá la sensación de incertidumbre, y mejorará la sensación global de equipo.

Todos necesitamos “un Norte”.

Según la teoría de George T.Doran, los objetivos de todo proyecto han de ser:

  • Específicos
  • Medibles
  • Alcanzables
  • Relevantes
  • Con límite de tiempo

Desde SICOM, añadimos dos ideas más a la lista:

  • Flexibles

Desde el principio de cualquier proyecto tenemos que aceptar que nuestro camino – e incluso algunos de nuestros objetivos-  pueden cambiar en función de los retos que se nos presenten. Si nos empeñamos en ignorar los posibles cambios, seguramente terminemos dejando pasar muchas oportunidades o encontrando a nuestro equipo envuelto en cierta sensación de frustración cada vez que surja una novedad que “rompa los esquemas”.

 ¿La solución? Que nuestros esquemas ya incluyan esa variabilidad desde el principio y protocolos para hacerles frente. ¡Organizarnos para estar al día!

  • Jerarquizados

No todos los objetivos son igual de importantes, igual de urgentes, igual de fácilmente alcanzables, etc. Debemos establecer jerarquías en base a diferentes marcadores y dejarlo claro antes de empezar.

¿Qué es lo verdaderamente importante en este proyecto?

Con estas ideas en mente y una metodología clara, ya habremos creado una lista de objetivos realista y adaptable a la que no tendremos que renunciar en caso de encontrarnos con cambios o novedades.

Hablemos de velocidad

El mundo digital es dinámico y nos presenta mejoras a corto plazo constantes: prácticamente cada mes sale una nueva funcionalidad o tecnología para la que ya llegamos tarde, y que nos promete llegar mucho más rápido a donde queremos, con menos esfuerzo, e incrementando nuestras cifras exponencialmente.

¿Cómo tomar decisiones sensatas en este escenario sin desmontar nuestro esquema previo y “perder el Norte”? Estos son nuestros consejos:

  • Análisis y perspectiva

Si apostáramos por esta tecnología / funcionalidad / novedad, ¿qué riesgos correríamos? ¿En qué medida tendríamos que cambiar nuestros planes? ¿Cuántos gastos supondría? ¿Disponemos de recursos para responder a las circunstancias en las que nos podríamos encontrar?

Hacer un análisis pormenorizado de riesgos en base a la lista de objetivos previa nos ayudará a tener una perspectiva más global big picture de la situación, tomar distancia, y analizar fríamente. 

Además, nos obligará a informarnos sobre el tema y no lanzarnos a la piscina sin haber prestado atención a lo que podríamos encontrarnos. Quizá haya muchas de estas novedades para las que veamos un futuro muy incierto o de las que no nos fiemos de primeras. ¡Dejémoslo madurar!

  • Coherencia, motivación y prioridades

¿Esta novedad es coherente con nuestro negocio a todos los niveles (imagen de marca, mensaje, tienda, etc)? ¿Queremos embarcarnos en este proceso sólo por no quedarnos atrás o realmente creemos que va a tener un impacto positivo en nuestros resultados?

No debemos dejar que el panorama actual nos ciegue. Por supuesto es cierto que no debemos quedarnos estancados, pero eso no significa que debamos decir que sí a todo. Establezcamos prioridades, motivaciones, y seamos coherentes con lo que somos y queremos ser antes de pisar el acelerador.

Adaptarse a los cambios tecnológicos con cabeza.

Si bien puede ser tentador correr sin rumbo, esto no conducirá a ninguna parte. Al menos no en los negocios. En cambio, si uno sabe hacia dónde va, puede dirigirse hacia ese destino con mucha más eficiencia – con capacidad de adaptación y analizando resultados. Esta eficiencia supondrá también un ahorro de tiempo y evitará demoras innecesarias.

No podemos renunciar a la velocidad ni tampoco a la dirección. ¡Van de la mano!

También podría interesarte….