Cuando piensas en un diseño, puede que lo primero que te venga a la cabeza sea el color, una imagen potente o un logo. Pero hay un elemento que suele pasar un poco más desapercibido y que, sin embargo, dice mucho: la tipografía. La fuente que elijas comunica. Aunque no lo notes de forma consciente, afecta a cómo el público va a percibir tu marca, tu web o incluso un simple cartel. Por eso, saber cómo elegir la tipografía no es ya una cuestión de gusto personal, sino de estrategia.
Vamos a ayudarte a elegir bien.
Serif vs Sans Serif: el clásico duelo
Tipografías con serifa
Las serifas son esos “remates” decorativos que tienen algunas letras en sus extremos. En general son clásicas, y transmiten sofisticación, elegancia y fiabilidad (suelen ser atemporales, y por eso nunca pasan de moda). Son típicas en libros, periódicos y textos académicos.
Aunque nacieron para el papel y el mundo editorial, hoy muchas serifas tienen un estilo que encaja perfectamente en el entorno digital. Y a pesar de estas gracias decorativas, más historiadas y ornamentadas, son perfectamente legibles para textos largos. ¡Seguramente las habrás utilizado para trabajos de la universidad o documentos importantes!
Ejemplos: Times New Roman, Garamond, Georgia, Merriweather.
Tipografías sin serifa (sans serif)
No tienen estos remates. Son limpias, claras y perfectas para pantallas. Muchas veces se las llama «palo seco». Se asocian a lo moderno y lo funcional. Suelen ser «básicas» (y esto no es algo malo), pero pueden ser creativas igualmente. Son muy legibles y están extendidas por todo Internet. La tipografía que estás leyendo ahora mismo es una sans serif. También pueden ser elegantes, pero no por ser historiadas y clásicas, sino por ser sencillas y minimalistas.
Ejemplos: Arial, Helvetica, Montserrat, Open Sans.
Otros estilos tipográficos (y para qué sirven)
Tipografías manuscritas (script)
Imitan la caligrafía a mano. Son personales, emocionales y versátiles: van desde lo elegante y formal (por ejemplo se utilizan muchísimo en invitaciones de boda) hasta lo desenfadado (también son típicas por ejemplo para el contenido infantil, puesto que los niños y niñas aún están empezando a leer y las tipografías que imitan la caligrafía les ayudan mucho a identificar cada letra) y creativo.
Ejemplos: Pacifico, Allura, Dancing Script.
Tipografías display (de cartel)
Visuales, llamativas, distintas. No están hechas para leer textos largos, ya que son difícilmente legibles, sino para destacar en titulares, slogans o logotipos (en general tamaños grandes). Las vemos mucho en cartas de restaurantes, carteles de festivales y eventos, álbumes de música, etc.
Ejemplos: Bebas Neue, Anton, Cooper Black, Lobster.
El ancho y el alto también comunican
Tipografías monoespaciadas
Cada letra ocupa exactamente el mismo ancho. Nacieron para entornos de desarrollo informático (ya que provocan una alineación perfecta en estructuras anidadas, donde el orden visual representa el orden lógico, y por tanto les facilita el trabajo a los programadores) y para máquinas de escribir (en las cuales cada letra era un “sello” del mismo tamaño y las letras tenían que estar separadas para evitar que se emborronase la tinta). Pero hoy en día se pueden utilizar para lograr una estética retro, old school, vintage.
Ejemplos: Courier, Source Code Pro.
Tipografías condensadas (narrow)
Las tipografías “condensed”, como su propio indica, parecen tipografías que están “apretadas”. Son más estrechas de lo normal, con lo que suelen lucir “altas” y por lo tanto más elegantes y estilizadas. Permiten ahorrar espacio y dan un aire estilizado. Ideales para columnas, menús o diseños muy verticales.
Ejemplo típico: Bebas Neue.
Tipografías anchas (wide)
Las tipografías wide, al contrario que las condensed, se expanden horizontalmente. Las letras son más anchas de lo habitual y ocupan más espacio a lo largo que en alto. Esta característica les da una presencia muy imponente y pesada, un ritmo de lectura muy pausado y una estética versátil que puede ser tanto moderna como retro. Esto les confiere también cierta “emocionalidad”.
No son para textos largos, pero sí para titulares que queremos que se lean con calma.
Ejemplos: Horizon, Microgramma.
Variables de peso e inclinación
- Peso (weight): va desde Thin (muy ligera) hasta Black (muy gruesa). Usar distintos pesos ayuda a jerarquizar la información.
- Inclinación: la itálica es la versión inclinada de una fuente estándar. La cursiva es otro diseño completo, más caligráfico. Hoy en día se pueden utilizar indistintamente, aunque técnicamente no son exactamente lo mismo.
Sabiendo esto… ¿cómo elegir la tipografía perfecta?
Piensa en qué quieres comunicar. ¿Seriedad o frescura? ¿Tradición o innovación? ¿Cercanía o autoridad? Cada estilo tipográfico lleva un mensaje implícito.
También ten en cuenta:
- Dónde se va a leer: ¿en pantalla o en papel? ¿en móvil o en una lona gigante?
- Cuánto texto hay y cómo está estructurado: no es lo mismo un logo que un artículo completo, ni es lo mismo un texto de blog separado por subtítulos que un folleto tríptico por columnas.
- Tu marca: ¿cómo habla, cómo se mueve, cómo quiere ser percibida?
Y, por último, no te olvides de combinar bien. Dos o tres tipografías pueden convivir en armonía si juegan papeles distintos y son lo suficientemente diferentes. Un diseñador profesional puede ayudarte a que esta combinación tenga sentido y que funcione perfectamente para ti. En general, recomendamos no utilizar nunca más de tres tipografías para un mismo diseño o marca (esto puede resultar caótico).
Elegir la tipografía perfecta no es solo una cuestión estética, es una decisión estratégica de comunicación. En SICOM lo sabemos bien: la forma en la que dices las cosas importa casi tanto como lo que dices. ¿Tienes dudas con la identidad visual de tu marca o proyecto? ¡Hablemos!